María Elena Walsh, poeta, cantante, querida por grandes y chicos. Desde su lugar de mujer escritora, supo decir las palabras justas en cada momento. Hoy se cumple un aniversario más de su nacimiento, y quería recordarla haciendo mención de las formas que encontró para resistir. Su arte es resistencia.
Desde la militancia poética, acusó a quienes debía, hizo frente a un poder absoluto y resistió a la censura. Con juegos de metáforas y palabras que se enredaban nos hizo pensar e imaginar. Le habló a los niños animándolos a ver las cosas de forma distinta, desde la sorpresa y el juego con las palabras en su escritura. Pero también le habló a los grandes y los invitó a sorprenderse. Mientras se convertía lentamente en un símbolo de resistencia, su arte no dejó de contener las expectativas y la imaginación de las infancias.
Durante la oscura y larga noche que fue la última dictadura en nuestro país, sus canciones se convirtieron en símbolo de lucha y de esperanza por la llegada de la democracia. Entre ellas, quizá la que se volvió más significativa fue Como la cigarra, que casi se convirtió en himno y que parecía anunciar el deseo de miles de argentinos de renacer y volver a cantar al sol de la libertad.
María Elena también resistió escribiendo en los diarios, animándose a hacerle frente al aparato censor de esa dictadura. Con humor e ironía, expresó que Argentina se había convertido en un País-Jardín-de-Infantes que por tanta censura se iba a olvidar de cómo pensar: “Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desaparezca (¡porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista!) estaremos decrépitos y sin saber ya qué decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuándo y nos sentaremos en una plaza como la pareja de viejitos de Quino que se preguntaban: <<¿Nosotros qué éramos ...?>>”.
La poeta también resistió desde la defensa de los derechos humanos, y en particular se anunció por los derechos de las mujeres, como se puede leer en la nota que escribió en 1973, Carta a una compatriota. Con sus palabras, aún desde el exilio, habiendo sido censurada y sabiendo que su obra se había prohibido, ella nunca dejó de desear y de actuar con amor, para hacer de Argentina un mejor país. Ante todo, María Elena estaba segura de que denunciar las cosas que estaban mal, era un acto para sanar. Y así se las ingenió para sanarnos a todos un poco.