Cecilia Grierson, conocida por ser la primera mujer que se graduó como médica en nuestro país, tiene una historia mucho más cargada de compromiso social y dedicación plena a la Educación. Una vida dedicada al bien de otros, desde la pasión, el compromiso y el esfuerzo. Una sola de sus frases la representa, la describe, la hace digna del más profundo respeto y admiración: “Hay que despertar corrientes de bondad”.  

Su vínculo con la docencia se inicia cuando tenía apenas 14 años, cuando debió encargarse de la escuela rural que su madre abrió dentro del campo donde vivían, para dar sostén a toda la familia. A los 19 años obtuvo su título de Maestra Normal, carrera a la que dedicó 45 años de su vida.    

Un vaivén del destino la enfrentó a un desafío que cambiaría su vida y la de muchas mujeres: estudiar Medicina, una carrera que en esa época del siglo, estaba destinada exclusivamente para hombres. Tenía 30 años -en 1889- cuando se graduó. Trabajó como obstetra y kinesióloga. Si bien fue la primera mujer en obtener el título de Médica Cirujana, nunca ejerció esa rama de la profesión.    

Creó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino, la primera de América Latina. Desde esta institución promovió un plan de formación integral y profesional en materia de atención de la salud. También fue fundadora de la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, de la Asociación Médica Argentina, y la Asociación Obstétrica Nacional de Parteras.    

Fue pionera en implementar iniciativas de carácter práctico, como el uso obligatorio del uniforme para enfermeras y la utilización de sirenas de luz y sonido en las ambulancias. Enseñó que la atención a niños y niñas en los hospitales debía ser con amor, con juguetes, con paredes pintadas de colores, dibujos alegres y decoraciones infantiles.    

En 1900 fundó el Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina iniciando también la lucha por los derechos de las mujeres, de la mano de Alicia Moreau de Justo, y otras pioneras universitarias.

Cecilia se retiró y vivió con una pequeña pensión hasta su muerte en 1934. Hoy plazas, calles, escuelas, centros de salud en nuestro país llevan su nombre. En nuestra ciudad, en el año 2011, inauguramos la escuela técnica Nº 508 con el nombre de “Dra. Cecilia Grierson” como homenaje.

Leonardo Simoniello