27 ABR 2016 / Publicaciones
La planificación de la ciudad y el área metropolitana ante el riesgo hídrico

No resulta extraño, ni novedoso, plantear que la zona en la que vivimos se encuentra particularmente afectada por un -siempre presente- riesgo hídrico.

Esta situación, que se presenta en la actualidad en forma crítica debido al crecimiento de los ríos, intensas lluvias y napas freáticas altas, interfiriendo de modo directo en la calidad de vida de muchos vecinos de la ciudad y la zona y ocasionando pérdidas y daños, es también una oportunidad para reflexionar y pensar entre todos acerca de la planificación de la ciudad y del área metropolitana en relación a nuestro hábitat, medio o entorno tan particular.

Como punto de partida, creemos que es necesario tomar conciencia de lo que significó la decisión de vivir entre defensas y ocupar para desarrollar nuestra vida cotidiana en lo que era normalmente el cauce del río y preguntarnos si efectivamente hicimos lo que había que hacer para afrontar las consecuencias de esa decisión y estar preparados.

Es esta línea, además, nos preguntamos si aquellas persona que desarrollaron emprendimientos vinculados a urbanizaciones y -por esa actividad- obtuvieron considerables beneficios por operaciones inmobiliarias en lugares puntuales de la ciudad, cumplieron con sus obligaciones en cuanto a las exigencias previstas en las normas, las que expresan la responsabilidad que implica urbanizar.

Pero esto no es un problema exclusivo de nuestra ciudad. Muchas localidades del área metropolitana fueron habilitando suelo con pocos servicios y obras de infraestructura, generando loteos donde se fueron construyendo viviendas que no siempre tuvieron como destino principal la casa habitación, sino que muchas veces respondieron a la demanda de inmuebles para constituir lo que se conoce como casaquintas o casas de fin de semana.

No obstante, con el paso del tiempo muchas de estas edificaciones se transformaron en viviendas permanentes de personas o grupos familiares y así fue como - por ejemplo - Sauce Viejo, Rincón y Colastiné Norte, fueron modificando su fisonomía y poniendo en evidencia las necesidades de servicios y obras de infraestructura.

Además, las distintas zonas se fueron densificando y, el incremento de la construcción fue produciendo un considerable aumento de la impermeabilización de la tierra, modificándose los niveles de absorción del suelo ante las lluvias.

Todo este crecimiento del área metropolitana, principalmente de las localidades aledañas a la ciudad de Santa Fe, tuvo como consecuencia un aumento exponencial de la cantidad de lotes con destino a vivienda, proceso que se vio acelerado en los últimos años con la creación de distintos programas – especialmente Pro.Cre.Ar- que permitió a un importante sector de la sociedad acceder al crédito público para adquirir o construir su vivienda propia.

Las distintas cuestiones que venimos mencionando, generaron nuevos desafíos y exigencias para el área metropolitana en su conjunto ya que, por ejemplo, se plantea la necesidad de brindar más y mejores servicios en materia de transporte y de reforzar la infraestructura vial que fue proyectada y construida en otro contexto y requiere modificaciones en la actualidad, teniendo en cuenta el tráfico que actualmente recibe.

Todas estas situaciones muy brevemente referenciadas asumen una importancia notoria en la actualidad teniendo en cuenta las características del fenómeno climático que se está produciendo conocido como corriente del niño y que afecta de modo singular a la zona donde vivimos.

En este contexto, también es oportuno recordar que durante mucho tiempo incluso desde el Estado se mostró una falta de visualización y de toma de conciencia de la importancia de la cuestión vinculada al riesgo hídrico, pensemos –por ejemplo- en la planificación, licitación y adjudicación de las obras de la Ruta Provincial Nº 1, realizada sin previsión de desagües ni realización de estudios hídricos previos; idéntica situación se planteó con las obras de la Avenida Facundo Zuviría –al norte de calle Estanislao Zeballos-, y en otras numerosas calles y barrios de la ciudad.

En este punto, si bien es bueno resaltar que en los últimos años se ha avanzado en el concepto de control y gestión integral de riesgo hídrico, en base a criterios de solidaridad y equidad- podemos citar como ejemplos las modificaciones a las ordenanzas de urbanizaciones, la incorporación del concepto del retardo pluvial, la resolución Nº 292 del Ministerio de aguas de la Provincias sobre subdivisiones de inmuebles o terrenos, o la creación del Comité Interministerial de Ordenamiento Territorial- creemos que es necesario volver a reflexionar sobre la planificación de la ciudad y el área metropolitana, y es en este sentido nos planteamos las siguientes ideas:

1. No permitir intervenciones privadas o públicas que afecten el suelo sin planificación, ni autorización y mucho menos sin la infraestructura necesaria.

2. Es necesario pensar en la habilitación de suelo de forma progresiva y más planificada, organizada, discutida por sus actores, ya que es imprescindible pensar entre todos cómo crece la ciudad tanto horizontal (loteos y urbanizaciones) como verticalmente (edificaciones en altura).

3. Debemos enfatizar los controles para que las obras de infraestructura y servicios que el suelo urbanizado necesita sean efectivamente realizadas por el urbanizador ya que sino en los próximos años deberemos atender, todos, una demanda que debió ser satisfecha por quien realizó voluntariamente un proceso de urbanización.

4. Tenemos que saber que si seguimos habilitando suelo urbano en sectores alejados tendremos grandes complicaciones con las redes de servicio e infraestructura (hacia el norte existen 6 vías de circulación importantes - Gral Paz, A. del Valle, Facundo Zuviría, Peñaloza, Blas Parera y Circunvalación- mientras que hacia Santo Tome y Sauce Viejo, sólo dos y hacia la Costa, una).

5. Necesitamos promover la creación de suelo “en el aire”, la densificación ordenada y controlada, ya que muchas familias podrían resolver con la construcción en altura la necesidad de vivienda de un familiar, en un sector de la ciudad que cuenta con todos los servicios y obras de infraestructura.

6. Todo lo que mencionamos, en el marco de la planificación y desarrollo de estrategias comunes para toda el área metropolitana donde se sitúa la ciudad de Santa Fe, para lo cual puede constituir una herramienta de gran importancia la recientemente sancionada Ley de Áreas Metropolitanas

Por último y sin que estos puntos pretendan ser las únicas situaciones que debemos abordar, reiteramos: necesitamos contar con una mayor planificación que nos permita definir lineamientos de acción comunes para toda el área metropolitana, tales como sectores destinados a equipamiento de escala metropolitana, generación de infraestructura, vías de acceso, etc.

Hicimos mucho para estar más preparados, pero deberemos aprender que el trabajo debe ser una constante en el tiempo y en la gestiones, para redoblar nuestros esfuerzos, que en relación a este tema, siempre parecerán insuficientes.


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