El pasado
2 de marzo la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Pesca y Alimentos de la Nación, a través de la resolución
83/2010 fijó los cupos de exportación del sábalo
en la cantidad de 6500 toneladas. Llama la atención que
este organismo, nuevamente -así ocurrió en los años
anteriores- parcialice este tonelaje ya que lo determina en ese
monto pero solo "hasta el 31 de julio de 2010", es decir
por solo siete meses de un año que tiene doce.
Nuevamente
la Nación no colabora con las estrategias de preservación
del recurso que intentan llevar adelante las provincias, y mucho
menos con la necesaria previsibilidad que debe tener el sector,
el cual está compuesto por diversos intereses económicos
que giran sobre la explotación de un recurso que por políticas
erráticas ha sufrido un enorme deterioro.
En muchas
oportunidades hemos reclamado la necesidad de la fijación
de cupos a principios de año, pero esta partición
del calendario genera las mismas dudas que se encontraron cuando
dicha disposición se realizaba a mediados de año.
En estas circunstancias,
en donde el río brinda expectativas diferentes en cuanto
a la mejora de su fauna, debido al incremento del volumen de agua
y las condiciones de procreación, la resolución
-de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca
y Alimentos-, parecería tomarse un tiempo para después
medir las reales potencialidades del mismo y fijar, en el segundo
semestre, una valoración definitiva que determine el tonelaje
final a exportar durante 2010. Cabe destacar que este tonelaje
será seguramente superior al fijado como captura, por ejemplo
en esta Provincia, en virtud de los distintos intereses que juegan
a la hora de decidir.
Esta posibilidad
-potencial- que nos daría el río, requiere la necesaria
comprensión del cuidado que debemos tener frente a ella.
Evidentemente, en el futuro no muy lejano podríamos tener
un reacomodamiento que signifique un estado más saludable
de nuestros recursos ictícolas. Pero esto no significa
de ninguna manera, empezar a depredar y a gastar más de
la cuenta.
Pero si la
fijación de los cupos para el año 2010 se realizó
por solo 7 meses es un hecho que llama la atención, más
lo es la incorporación del pescado fileteado en
las posibilidades de exportación.
Esta nueva
modalidad, prevista en la resolución de la Secretaría,
constituye lisa y claramente un elemento más de evasión
en cuanto al control de tallas y medidas. No hay forma, ni la
va a haber, para controlar las medidas del pescado que
servirá de materia prima con la que se elabora el fileteado
y además, aumenta la posibilidad de captura para su posterior
fileteado. Es decir, necesitamos muchas toneladas más que
6.500 para obtener el mismo pesaje en filete.
Nuestra Provincia
ha fijado un límite de captura, pero como lo hemos sostenido
en reiteradas oportunidades: ni esto es un medida automática
para limitar la exportación desde nuestro territorio, ni
tampoco deja de ser una medida aislada en tanto y en cuanto las
políticas y legislaciones no sean similares con las demás
provincias de la cuenca.
El río,
a pesar de los numerosos inconvenientes que ha traído con
las inundaciones, en el aspecto vinculado a su fauna, tal vez
nos otorgue una posibilidad en un futuro cercano. Empezamos gastando
a cuenta, sacando año a año viejos esquemas que
confunden, niegan previsibilidad y posibilidades de rediseños
de políticas productivas. Ahora, encontrando nuevos vericuetos
para burlar y hacer mas complejos los sistemas de control.
Mientras tanto,
las autoridades de la Nación persisten en especular y no
colaborar con el problema, siendo funcionales a los intereses
económicos por encima de los vinculados al medio ambiente
y en particular a la protección sustentable del recurso
ictícola.
Leonardo
Simoniello
Diputado Provincial
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